En silencio y cansado el sol va a reposo
y en la lejanía nos sonríe Sión.Tu muerte fue solo un éxtasis por tanto anhelo,
y tu cuerpo nunca experimentó corrupción alguna,
ahora reinas transfigurada en la Ciudad Santa,
en Sión, cuyas puertas Dios abrió para ti.El Santuario es una continua indicación tuya hacia lo alto,
hacia el Schoenstatt eterno, donde un día alabaremos a Dios,
y nos muestras la fugacidad de esta tierra que pasa,
hasta que nuestro norte sea siempre la eternidad.Enséñame a vivir cada día de tal manera que el morir sea fácil,
como corresponde a un heredero del cielo;
enséñame a enjuiciarme cada noche
para que después de la muerte contemple tu rostro y el de Dios.El universo entero con gozo glorifique al Padre,
le tribute honra y alabanza por Cristo, con María,
en el Espíritu Santo,
ahora y por los siglos de los siglos.Amén